Aprendimos la gravedad mientras me olvidabas.
a ti te gustaba aquella noche etílica y rala,
el vaho de las ventanas de hotel.
Aprendimos la gravedad como piedras
arrancadas de la mano infantil,
como lenguas pegadas con sal.
Aquella «noctofilia» tuya o el simple miedo
a que amaneciera y yo siguiese allí,
tú y yo sabemos que solo soy
lo que se oculta tras mi barba,
quizás ni eso aunque alquilar identidades
tampoco fue nunca mi oficio.
Aquella noche te amaba más que yo,
era evidente que tú y ella bailabais
contra el epicentro del sexo,
tú y ella nunca quisisteis agarraros
a la barba de un poeta y amanecer donde fuera.
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Como siempre, me han gustado las dos entradas, pero es que esta es genial, Gabi :D Si no llegaste a leer la última entrada que escribí no esperes, vale? =) XDD Un abrazo Gabiiiii!!!!!!!!
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