jueves, 17 de noviembre de 2011

Muérete de mi

Sólo me dejaste una bibliografía incompleta
más un libro de Luis García Montero.
Y sé que aquel lenguaje enfermo y aquella
llaga de pintura cotidiana
nos dejó pegados a las facturas y a la cortina.
También sé que aquella calle espesa
es tu locura sexuada, es tu blusa de farolas
y cristales o el alcohol, simplemente, que bebo
porque quiero que te mueras de mi.
Quiero arrancarte como quien desmiembra el cuerpo
roto, copulando entre los intestinos de un Dios
sin átomos y quiero que sufras por mi para
poder consolarte.
Luego cuando incendies tu invierno me marcharé
llevándome el tabaco y tus bragas
y volverás a tiritar de frío sin mi.
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sábado, 5 de noviembre de 2011

Tú y tu...

Ninfa politoxicómana,
heroína kitsch y glam,
tú y tu rimmel vintage,
tú y tu cordura,
tú y esta noche que se cierra.
Esta tarde que Chaouen o Cifuentes
quieren salvar.
Esta tarde en la que la lluvia se parece
a mi porque no termina de caer.
Diadema de espadas tú y tu melena,
danza triste de pelos y escobas y pelusas
y eso es todo lo que soy,
una lavadora desatada,
un huracán en una botella
de esperma.
Tocarte es asesinar la levedad de la vida.
Soñarte es edificar el templo del pecado.
Jugar con tu recuerdo a estas horas de la tarde
es una rutina indigesta,
soñarte desnuda una costumbre que nunca pierdo.
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viernes, 28 de octubre de 2011

ranas.

Los huecos rellenos de plomo

hondean abrazos de níquel.

Las margaritas fluorescentes florecieron

en tu pubis como ranas acrobáticas

que buscan el consuelo de un dios

vestido de seda.

Todos amábamos el desastre que desataba mientras

se sentaba con su minifalda azul.

Todos éramos esclavos de la hidra

desmesurada, de su labio inferior

tiritando.

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jueves, 13 de octubre de 2011

c´est la vie.

Reman los otoños hacia su ocaso.

Tengo frío y tú en bikini.

Ya volverá todo, tiene que volver

despojado por la inercia tus miradas,

tus oscuras melodías.

C´est la vie mon amour…

Y martillean los humeantes latidos

y la voz rota que llora desde el otro lado de la ventana

me grita: Huye de ti mismo.

Pero es demasiado tarde como para que

tengas abierta el alma y me dejes salir.

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miércoles, 12 de octubre de 2011

otoño de 1780

Bajo el chaparrón

en blanco y negro,

con un beso como cortinilla,

un roce como punto y final.

Acaricia este infierno mío de azaleas,

besa la estúpida utopía

a la que me entrego sin coartada.

Besa la herida que has dejado

si tanto te enorgulleces de ella.

Bajo el chaparrón me otoñabas.

Bajo el chaparrón te fuiste con las maletas

sobre un taxi espectral.

Como quien ha robado los muebles ancestrales

del templo donde guardaba lo que soy.

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lunes, 10 de octubre de 2011

ya lo verás.

Aquel otoño te rompía las guirnaldas.

Solo quería bailar para ti…

Que fueras su musa por un rato

y luego la primavera se haría

ascuas… en tu pubis.

Ya no somos nada ni siquiera divagar.

Ya no queda más que el envejecer de las estatuas,

seré el milenario martillear que te sostiene

ya lo verás

cuando nadie quiera

hacerlo… ya lo verás.

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domingo, 9 de octubre de 2011

quizás.


Vienes mientras canta para mí

el delfín anestesiado de la luna.

Vienes y en la humareda, en el

prístino amanecer alicaído

te vuelves a reír con mi locura.

Maldita risa… Haces que todo vuelva a tener sentido

y eso que solo quise olvidar.

Ni olvido quisiste ser para mí.

Solo muerte.

Solo matas y eres consciente de ello

y te divierte tenerme enredado

y que me muera por ti.

Si tú supieras que algún día

el viento cambiará

y yo estaré ya

demasiado lejos

bajo tierra

o muy alto

quizás

pero lejos

de ti.


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martes, 4 de octubre de 2011

corazón en urgencias.

Tengo la urgencia de los labios en espera

en el cajero de la melancolía,

el sexo de los dioses sobre un papel mojado.

Tengo urgencia de tu dulce matarme.

Tengo nostalgia de tu invierno, tus pearcings,

tu luna, tu flequillo, tengo urgencia de morderte.

Pero llegó adormecida esa tristeza que los poetas

creen conocer, asidua en las estaciones,

robustas como Cadillacs sin espejos.

Tengo la urgencia de peatones sin vida,

el triste sonido de pasos que entona el himno del proletariado.

La melancolía de esta luna mal peinada.

Tengo urgencia de olvidar lo que no olvido,

de darte un beso atronador,

de que juegues conmigo

como si no mereciese tener conciencia.

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martes, 27 de septiembre de 2011

envidia del espejo.

Tan fácil como que los poetas no

se merecen a las musas tú acudes a la duda,

sé que sabes que me muero y sé que sabes

que las catedrales, los poemas, las lunas

significan nada sin tu «sí».

Sé que sabes que noviembre me espera

y que me gusta acurrucarme en mi nostalgia

como en la tuya te desnudas tú,

por eso envidio tu nostalgia, por eso envidio

a tus espejos, por eso los míos se mueren de asco

cuando me ven cagar.

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lombrices.


Creative Commons LicenseObserva la lombriz,

sé que te seduce el vaivén de la cola

cercenada, su absurda vida post mortem,

que te distrae y te absorbe,

igual que las lagartijas.

Yo en cambio quiero que mires ahora la cabeza,

ensangrentada y mustia donde moran las ideas,

escurridizas y banales,

pero ideas

a las que nadie presta atención.

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lunes, 26 de septiembre de 2011

vadeando.

Los hombres de barro como yo corren tras una musa que no sabe que lo es mientras se derrumban y ella se queda embarazada de humo como mi fantasma. Los hombres de barro como yo esperan que el tigre desespere, que el corazón de tan espeso el humo se frene y deje de golpear agonizante entre el silencio, los hombres de arcilla como yo se desmoronan como espinas en las llamas, punzantes, de barba espesa, animal calcinado soy, barro cocido que moldea jarrones donde goteas, lenta y estúpida. Se despereza la noche mientras corro, huyo de mí mismo, se desligan los peatones tejiendo la danza arbórea de mi soledad, sudor y sed. Galopan despavoridos los diablos mientras hablas y en el silencio que ahora me entregas envuelto en seda se acomodan junto al divagar de mi nostalgia. Se destempla el aire y lentamente mientras fumo veo como el mundo se concentra tras el humo y te alejas…
Aun así tengo esperanza en noviembre…
Siempre llega y calcina el cierzo y con el frío me acurruco y me dejo visitar por las musas. Qué asco de faquir que no concilia el sueño en esta cama de clavos. Qué asco de domador que se acurruca entre los leones. Ya lo sé, tú te mereces el eco y no la bulla, la mirada cuidadosa de quien ostenta la luz y yo en este cuarto oscuro mientras te filtras por las humedades, vadeando la luna voy, sin precio, condenado y expuesto, pero sin precio.
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domingo, 25 de septiembre de 2011

agüita.

Quiero no ser nunca más la nada en ti.
Que no te dediques a buscar el agua
que yo de ríos y manantiales tengo llena la barba.
Quiero ser el que te da de beber y te emborracha
cuando la noche se espesa y el frío hace mella
en tu cuerpo de botellón absurdamente
tierno.

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sábado, 24 de septiembre de 2011

la noche sin ti.

La noche sin tí se enreda,
la noche sin ti no es oscura,
la noche que ahora agoniza es por ti que cauterizará
cuando no quede mercromina empapando tus pearcings.
La noche que me ocupa y me distrae se hace la loca
dibujando mi cordura en los hilos deshilachados
de tus bolsillos y de ellos se balancea
hasta llegar a la jaula donde me absorves.
Jaula que enajena y seduce, eres solo una niña
que quiso ser mayor y yo era un cualquiera
que quiso ser un niño a tu lado,
pero en ese trasiego temporal,
en esa duda, te ibas tú mientras yo solo
supe ver como las noches se asustaban
solo de oirme bramar por los bares.
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miércoles, 24 de agosto de 2011

¿Palabras?

Mi voz es el crujir de un nicho,

el eco del esperma.

Sé que mil veces que hable

el reguero de tinta supurará

(algunas heridas de vida, otras mortales de necesidad)

palabras sin aire,

quebrados huesos que sostienen un cerebro con cables

de plomo alimentado por las vísceras de la soledad.

Palabra profética de la memoria enterrada,

palabra enredada en mi barba de alambre,

en los juguetes de mi infancia,

en mi triste renquear por las ojeras.

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lunes, 22 de agosto de 2011

«noctofilia»

Aprendimos la gravedad mientras me olvidabas.

a ti te gustaba aquella noche etílica y rala,

el vaho de las ventanas de hotel.

Aprendimos la gravedad como piedras

arrancadas de la mano infantil,

como lenguas pegadas con sal.

Aquella «noctofilia» tuya o el simple miedo

a que amaneciera y yo siguiese allí,

tú y yo sabemos que solo soy

lo que se oculta tras mi barba,

quizás ni eso aunque alquilar identidades

tampoco fue nunca mi oficio.

Aquella noche te amaba más que yo,

era evidente que tú y ella bailabais

contra el epicentro del sexo,

tú y ella nunca quisisteis agarraros

a la barba de un poeta y amanecer donde fuera.

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sábado, 23 de julio de 2011

bajo las farolas

La tristeza es llegar

a la siguiente farola y que a nadie le importe,

supongo que esa es la vida:

almacenar luces.

También supongo que esas luces

nunca fueron sino la excusa

que nos puso

el destino para apagar las vergüenzas,

vivir es romper las farolas y superar las fobias,

una a una, cada día un poco más cerca del sudor

y de tus labios.

La vida es la última bala en la canana, la bala

que decide qué farola apagar,

la bala

que cercena el eco del cementerio mientras

las luces avanzan, una a una,

mientas corres, huyendo de ti mismo.

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sábado, 9 de julio de 2011

cenizas.

Esta pupila

llora ceniza de noche cerrada.

Vamos, obsérvala sin miedo,

seguro que no es la primera vez que ves la muerte

viva.

Desnuda.

Axiomática.

Esa muerte que huele a desinfectante

y que sangra espuelas negras

al contacto con la sangre

roja de la vergüenza.

Esa muerte alérgica a si misma

que emana espanto infectado de inocencia.

Esa muerte que muere matando.

Una vida desnuda y fría,

con el vientre negro que se deja follar

y que cuando

excreta su orgasmo atronador

sisea una nana eterna. Tétrica. Estúpida.

Esa muerte sin telón ni espejo,

esa muerte espiritual

que cabe en una sola palabra

aún por inventar y por lo tanto

intangible

como la muerte misma, supurante,

febril, VIVA.

Viva ceniza de un recuerdo que mata

porque se niega a morir,

porque se niega a ser archivado

en la palabra muerte

o en una palabra aun por inventar.

Ceniza de una palabra de llama azul

de mechero,

o de esperma

que mata mientras huye.

Esa muerte de ceniza de Quevedo,

esa muerte,

azul,

de mi memoria.

Todavía ardiendo

de tan muerta.

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viernes, 8 de julio de 2011

corazoncillo

Entrar a un bar

yo

solo.

Descifro mis latitos

atosigados por el humo,

me duele el pecho

de latir,

entro al fondo y me coloco

en la barra,

primera cerveza,

ritmo normal,

calada tras calada

la terracita

de verano me deja morir

a su merced

sé que quiere matarme

y yo lo quiero también

pero mi soledad

protege mi estirpe,

está metida en mi sangre

e intento que el humo me haga vomitarla

pero no se deja manosear

ni ungir

en cerveza.

Siguiente cerveza,

hablo con gente que no conozco

y que me conocen,

saben de mí,

el borracho de la esquina del bar que

se sienta solo

a fumar.

Tercera cerveza,

mi cabeza convulsiona,

chicas guapas

con las que no llegaré

a cruzar palabra,

eso me agobia a un más,

mi miedo a la felicidad,

aquella chica tenía razón,

me da miedo…

Y entonces caigo de nuevo en mi embudo

desparramado

en espiral

de humo y miseria,

qué bonito que es

un cuerpo ardiendo

a contraluz,

parecen fuegos artificiales,

va,

otra calada,

otra hora de vida,

otra hora que espero que me mate.

otra hora que no tiene tiempo,

es una hora vacía,

una hora que lleno de humo

y que sé que me cobrará el IVA,

16% de masa cancerígena

en el pulmón derecho,

espero que lo haga

o por lo menos que lo intente,

¿Si no de qué fumar tanto?

Sonrío ya sobre mi cama,

vamos, gira, mundo,

seguirán su curso los planetas,

las galaxias cercanas,

vivimos en una galaxia de pueblo,

de periferia,

una galaxia podrida que estalla

en un pulmón,

en una calada

mágica,

una calada

que baila

una danza fúnebre,

espuma torácica

que espero supurar como un animal

abandonado al que le gotea el belfo

de la hambruna.

Sueno triste y necio,

estúpido,

y este latido de nuevo es

un soniquete

que pudre los ventiladores

y evapora su aire.

Que acabe esta balada

Ja ja ja

la risa se deforma,

es una lágrima

sin sexo

equivocada de orificio,

ja ja ja

se juntan su eco

y el zumbido de un corazón acelerado

que quiere cerrar filas,

muerde el polvo

y se arrastra por el pecho

como un gusano

sin cabeza.

Este corazón que no calla

por mucho que yo quiera,

le debo demasiados

favores

como para que se muera

a gusto.

Cabrón.

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jueves, 7 de julio de 2011

Tú poético

Tú, sí, tú,

yo poético,

quien quiera que seas,

¿Quién soy?

O se supone que YO soy tú

o tú te embebes en mi sombra.

Sí, hablo conmigo que es contigo

y no existes si yo no me hablo,

¿Y ahora qué?

¿Dejo que te mueras?

¿O me suicido?

¿O te mato?

Abandona mi mano

ensangrentada,

vete al infierno que habito.

¿Cuál es la diferencia entre tú y yo?

probablemente

solo

sea

cierta dosis de alcohol

en vena.

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fobia

Somos un vaso de fobias

que escancia

su rutina.

Somos la gota que colma

ese vaso,

un parásito sin cáscara ni espejo

cayendo al vacío de una vida

sombreada,

somos totalmente libres, por otro lado,

de elegir nuestra propia celda

en la que flagelarnos,

seres indiferentes al

triste gotear

de esta miseria,

de esta humedad

en el techo

de esta cárcel.

Por lo menos

yo

aun no se convivir

entre estos charcos

de angustia.

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miércoles, 6 de julio de 2011

sabía besar

Aquella camarera sabía

besar,

lo sé por la

forma en la

que contaba las

monedas.

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lunes, 4 de julio de 2011

cucaracha

Que dé comienzo la metamorfosis,
quiero habitar
una sucia grieta
en una escalera de vecinos
y que un desastre nuclear
destruya el resto de la humanidad
para habitar las calles
sin que vuestras sucias
Converse All Star de cien pavos
nos pisoteen.
¡vamos,
humanidad,
mataos entre vosotros!
Seremos vuestras herederas en la lista
de seres despreciables.
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Ibex35

Aquel latido descosía bisagras

de franela,

su danza en el precipicio

dibujaba el nombre

de una ciudad

infectada

por el incendio controlado

de la vida laboral,

los horarios de oficina,

el PVP

y el precio de los alquileres.

Aquel latido

sabía que iba a ser

solo

un zumbido grave

en la lejanía de una melodía

torácica eterna,

aquel latido

sabía

que aún sigo vivo

entre los cascotes

de la burocracia.

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jueves, 30 de junio de 2011

ámbar

Si tengo que escribir

un poema a tientas

deletreo

el constante

zumbido del ventilador

que es lo que tengo más a mano

y pienso en tus ojos como el ámbar

del cristal de un litro de cerveza,

tan puro, tan lleno,

tan vacío

por mi erosión,

como mi boca devora su contenido

mis poemas devoran tus ojos,

y vuelvo a su fría humedad

y tus ojos vuelven a sus frías lágrimas

después de un verano

sin autopistas,

después de una noche sin sexo.

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lunes, 27 de junio de 2011

Bajo la arena.

Estás bajo una luna que desconozco

desnuda,

es tu recuerdo fabricado

por mi borrachera,

quizás tu sabes quien eres.

Mírame,

soy yo…

aquel poeta que te hizo reír,

ahora no me reconoces

porque estoy

totalmente desnudo,

porque ya no tienes el beneficio

de mis dudas,

ahora eres esclava de mí

y yo soy esclavo de

mi nostalgia

y con cadenas,

hablar,

es siempre

un estorbo,

por eso dejemos de hablar,

déjame que desentierre mi

poesía primigenia,

aquella que sabía hacer cuando no

sabía escribir,

la poesía de un niño

que agarra una mano que no puede abarcar

y que abraza su recuerdo en cualquier otra chusta de la memoria,

en cualquier otro pasillo estrecho

como una mirada de alguien conocido.

Ahora esa poesía está llena de tierra

y al escribirla

emborrono tu recuerdo

tratando de amarrarlo

dejando enterrada a la misma vez

un recuerdo que quiero que seas

y que tu quisiste ser

en cualquier memoria.

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domingo, 26 de junio de 2011

Desayuno.

For miss Paula.

No te pongas triste si mañana no te desayuno,

ya tengo servido el zumo de

tinta con toque de limón

para hacer las delicias de las cucarachas circundantes.

En cambio para la cena

te ofrezco

una taza de mi angustia:

¿La prefieres al dente

o simplemente

desnuda?

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sin espinas.

Todos locos

en esa ráfaga de olvido

crudo.

Todos locos,

yo el primero,

el único que fue

capaz

de soportar mi peso,

Y ahora que ya no hay camino

hacia ningún puerto seguro,

¿Qué hacemos con las manos?

Dime donde se esconde el

olvido,

o si solo fue un recuerdo que nunca existió.

Ya sé que en su reguero de polvo

flota el magma de la despedida,

Las putas becas ERASMUS,

el verano y la asfixia,

y todos locos detrás del olvido me dejaron a mi

acariciando un recuerdo sin espinas.

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viernes, 24 de junio de 2011

Partido Popular

Estás guardada en el arcón de mi

ignorancia,

no te quiero desnudar

aun

por saber qué misterio ocultas,

quizás si lo hago

desaparecerás entre el vapor

de mi semen totalmente pura

por extraño que parezca

ante la perversión

de tu pecho a oscuras,

y si anochece en las alcantarillas

de mi alma te ignoraré

hasta que mi cuerpo vuelva a estar

desnudo de verdad,

abandonado al alcohol

y a los billares,

totalmente ajeno a tu lengua envenenada

de azúcar.

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méritos propios.

Te mereces un poema
que yo no sé escribirte,
un poema desnudo,
amor,
desnudo y visceral
totalmente
escrupuloso con las metáforas
y con una simbología
solo consabida por ti y por mí.
Te mereces ese poema
que el mundo entero
pasaría por alto
y que solo tú,
SOLO TÚ,
sabrías leer.



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domingo, 19 de junio de 2011

arena

Ella está desnuda,

completamente nacarada,

es un fantasma de mi miedo hecho arena

sobre la alfombra mustia

de mi soledad.

Me da miedo que se derrumbe

antes de que mis dedos

la humedezcan

y le den forma

sobre la fina orilla

de aquella playa

sexuada

o que los niños

jueguen con ella

sin darse cuenta

siquiera

de que dejó

hace tiempo

de ser materia.

La observo servir las mesas,

deambular

por la barra, ignorar

que ignoro

mi muerte

solo sentándome a mirar…

Desde lejos sus arrugas

se ruborizan

y parece todavía la

niña con la que yo quise jugar un día,

aquella niña que se hizo mayor

antes que yo.

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viernes, 17 de junio de 2011

mosca.

Vendrán las moscas a

mi hedor,

moscas pajeras que acuden

al ruido de los despojos

metálicos.

Las mato una a una

Y observo sus cadáveres

de verano.

¿Cuantas miles de moscas

a cada instante mueren?

Tanto baile de almas

eternamente mortal

sin tumba ni

digna sepultura

que desean entregarse

a un placer crematorio cualquiera.

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lunes, 13 de junio de 2011

el festín

Se hizo otoño durante

El festín de las cucarachas en la escalera

Y se secó tu rama enferma.

Ya es otoño en tu pubis caduco

Y caen esparcidas las hojas

Del sexo,

Su placer eterno

Con tonos sepia

Regando un suelo

De cobre,

Su mustia humedad

Disecada por un pasado

de avería,

su mañana desnuda

echada a perder

por el ruido

del deber cumplido.

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miércoles, 8 de junio de 2011

atardecer de junio

Happy Birthday, Ali.

Ella pertenece a ese recuerdo

con el que no me puedo masturbar,

esa desnudez sin sexo

perfectamente dueña de sí misma.

Está tallada en las calles

de la esperanza

como un domingo sin saldo,

tan barata y tan predecible a la vez

que se rompe

por las aristas.

Ella es invierno

trasnochado que

anochece y

cuerda contra el cierzo

queda colgada del tendido eléctrico su cajita de música

de 1960 todavía musitando

su nota mortal.

Y ella bajo su estúpido vaivén,

—estúpido porque ya está rota y

aun así parece querer darse cuerda a sí misma

bailando contra la inercia—

comete el delito de pararse a pensar en el pasado.

Hay dos caminos posibles

En esa situación:

Suicidarse en mis brazos

o dirigirse

hacia donde

la

lleva

el humo.

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martes, 7 de junio de 2011

Bukkake

Desconozco si es verdad

Eso que dicen de tu cama,

Que de tan transitada

Ya gime,

Sé en cambio a que saben

Las despedidas

Y el ácido complaciente

De la lágrima

Y sólo te ofrezco

A cambio

De tu beneplácito

Mi bukkake de tinta

En tu boca sucia:

Vamos, deja que te fecunde,

Vamos, deja que te purifique,

Vamos, déjame que te

Pinte la cara.

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lunes, 30 de mayo de 2011

La ignorancia del tiempo

Desengañada del veneno

como un dios sin catedrales

acude a las llagas,

hace de la vida

una ventana

hacia el lugar donde

se rompen las estrellas

y deja que la noche

se pierda

ondulando

en su pelo

o simplemente muriendo de sed.

Ella ignora su tiempo

como se ignora la

cópula del óvulo infecto de

rutina

y hace de su caminar

líquido de mi

inocencia.

Siembra la abulia

en las pupilas suavizadas

que la miran

e ignoran

el tamaño del

acorde

que segmenta su vuelo

y su sexo

amarillo.

Y yo me yergo,

titiritero

de la madeja de excusas,

del imberbe soldado

de arena que frecuenta el zulo

de la poesía como si noviembre

no conociera mi cicatriz y mis

ademanes

y sabe además que en mi ascenso

de ojos cerrados

quedaré trepanado

por el bramar del cementerio

del escote

o la furia del cierzo;

pero la caída me agota

y vuelvo al barro vuelto en

los filamentos de la inercia

y me dejo besar por las

soledades, por la herencia

de la muerte

tejiendo lo que serán

esquejes

de desvelo y patios interiores

que soportarán

mi desprendimiento

hasta que la madrugada mude su

inocencia translúcida.

Y salto desde la ventana

y me enredo en

los tendederos

y con las bragas en la cara

caigo al suelo

y las cucarachas

huyen

y todo

huye del quejido etílico de

mi desmayo

y al despertar

actúo en

el espectáculo televisivo de

la muerte.

Y continúo la guerra

desprovisto de luz,

una vida que mata

eternamente la esperanza

y que guarda

ceniza

por si a caso.

Continúo la guerra

contra mi mismo,

en la batalla dictada

de admitir un adiós

como un réquiem entonado

por el eco del chirriar

de los somieres.

Continúo la guerra

con miedo al presente

por miedo al olvido,

ese olvido

mercenario que

segrega

el dulzor de la tormenta

para darme vida,

el dulzor del claudicar

de la impostura

en una sábana

demonizada,

democratizada,

recalificada

o simplemente

con precio.

Una vez terminada la batalla

observo la pira

de despojos

resultante

de la matanza,

los poemas esparcidos,

la memoria

de una sociedad

que se flagela mientras

entonan el himno

orgulloso de los vencidos,

las casas quemadas

y los damnificados

que acuden

a los funerales

de sus congéneres

armados de papel.

Una vez bendecida la

victoria de los

otros comienza el festín

del anochecer,

el sexo desprovisto de

carne,

el contrabando de

canciones y billetes

y los veo alejarse

desde la barra del bar

donde propugno la hidrofobia:

El miedo a nuestro 70%

de agua,

el tuyo y el mio,

al charquito que formaba

el chaparrón sobre la

mesita de noche,

justo al lado

de las aspirinas

y aquel libro

de Luis García Montero.

Y de ese miedo hice

excusa,

consabida

excusa del temblor

de las aceras,

de los andares torcidos

por los renglones

de la madrugada

perdido como un poeta feliz,

como un tango bramado

por la Quimera.

Y llego exhausto al banquete

de los filósofos

y pierdo

la partida de dominó

prosaico

del pensamiento

racional

y una vez

sin alma ni lógica

lo que queda es entregarse

al cieno

y a la espuma

en perfecta armonía,

baile sintáctico de Lázaro

con Magdalena.

Y a la mañana

siguiente,

fecundada la ignorancia

en mis pupilas,

sirvo el café

de la ignominia

en completa

falta de amor propio

y toso y desnudo

mi fantasma y mi yo

poético

y dejo que el

sol del verano

los seque hasta

que sean piel sola,

sin rastro del recuerdo

ni el calor

del teléfono

del regreso.

Y ella ya estará

lejos de mi miedo

y mi asfixia,

al otro lado de la cortina

del desvelo,

engalanada

con trenzas de poliuretano

y pezones de cobre,

tan desnuda como fría

y distante

es la verdad absoluta.

Su verdad de sexo

inocente y aceite

caliente, completamente

desconocedora

de su aura

y su flujo

azul.

Ella ignora su tiempo

e ignora mi muerte,

ignora que en mi sonrisa

oculto

la gravitación del pánico,

su melancólico sonreír

y su huir de mi vida

mientras se calza de nuevo

sus pies de niebla.

Ella ignoraba que fuese

sueño y yo ignoro que

soy siquiera materia

en la excusa de la muerte.

Y me duele la soledad,

mi propia apatía

profiere el centelleo

opaco del frenesí del verso suicida,

el que pende del balcón hacia

la calle donde las mujeres

se sientan al dolor del fresco

de la tarde sevillana.

Ya callan los trece

apóstoles desde el alféizar,

los candados

suturaron sus bocas con hilo

de fe y sus gemidos

me intoxican

y me preñan de tu recuerdo

mientras las serpientes

del pasado se contonean

contra el cabecero de la cama

como un fandango desafinado.

Así da comienzo la procesión

de los despojos,

el triste roncar de los pulmones

que respiran monóxido y cal viva,

del santo que anhela tu recuerdo,

tu aroma broncodilatador...

Y a causa del ruido

que siembran

ya han despertado los ratones

y han acudido al paseo

de la desidia sobre mi colchón,

arrastran carruajes de palabra infecta

en sacos roídos

que forma un reguero sobre

el lugar otrora destinado a tu cuerpo,

hondeando en el malditismo,

haciendo del recuerdo

una bonita cinta manuscrita

que arde.

Y todo arde

poseído todo por la injuria

de la memoria,

por el endémico vaivén de las

uñas que desgarran

el descanso

y en las cenizas

se camufla el espectro viudo

de la vida misma,

el mismo fantasma que grita

desorientado

buscando el eco de la paz

para no ser sino

sexo.

Pero ya no hay sexo,

ni excusa, ni muerte siquiera,

todo lo que queda es podredumbre

haciendo del camino el suelo

irracional de mi infancia,

todo me remite a mi infancia

y te recuerdo de niña y niño

yo también

y comprendo que aquel octubre

de la secundaria no tenia fe ni espejos,

Lo mismo que entiendo que todas mis esperanzas

siempre fueron crepitar del fango embravecido,

jofaina con lamparones de vida.

Hay en tu marcha

cerveza derramada

formando un reguero

de asfixia y ansiedad,

todo claudica de mi mente,

todo huye haciendo de mi

existencia una lágrima empañada,

un quejido

que nadie oye

y tu pasas a mi lado

y ya nadie me conoce,

no existo

o existo solo en mi muerte,

en mi muerte que me hace deshacerme

en completa huida de mi mismo,

maldita muerte absurda y a la vez

cruz de la vida,

huyo pero cada paso

me acerca a ti

en dirección contraria

y me doy cuenta de que solo espero la muerte,

de que en todos los poemas aparece

manchada de cualquier sustancia,

maldita muerte de pelo de arcilla

con su vestido de navajas,

maldito estribillo de sangre:

ella ignora su tiempo.

el mismo recuerdo,

su misma sonrisa calada,

su mismo vuelo de melena

inhóspito:

–chitón.

Y de nuevo tú ante mis ojos

como si no existiera el cauce de la vergüenza,

asco de muerte que secuencia

sus esquirlas,

que lame el filo de la guillotina

como si supiese de mi otoño

y mi raíz podrida de tan verde.

Y continúa la misa y tú desnuda

y me besas y me despierto empapado

en líquido

sin nombre.

Ya han transcurrido

todas las pesadillas,

ha amanecido de nuevo

con la luz grisácea que adolece

de las persianas,

su rutina es la misma,

perseguir el rictus del

color hasta que me decida a morir

o a resucitar definitivamente

en su perfección más absurda.

Pero esta mañana es una tarde

apresurada, se lo noto en el semblante,

en tu falda también lo imagino,

en tu sonrisa,

en tu charla con tu hermana.

Ha caducado la esperanza

sin mañana ni esperma,

yerma estepa de plástico

y basura;

pero entre los esquejes de vida

muerdo carne que sabe a hielo

y germina en mi la rabia del perdedor

y doy comienzo a la autopsia del fuego

y cocinado y duro alzo la cabeza

un instante, el instante pretérito

que yergue el humo y la llama

y en su sexo nazco tambaleándome

mientras la leña calcinada

me acuna

y a mi tumba de nacimiento

acuden los gusanos

a ofrendarme sus tripas grises.

Nada queda ya del cuerpo desquiciado

de chiquilla que habitamos tu y yo,

ahora se arrastran por el lodo

tus lóbulos sin zarcillos

recordándome tu textura,

ese olor a mujer recién levantada

con la cara legañosa y despistada.

Ya condensada la rabia

en el pincel del miedo,

solo ansiedad sobre el lienzo

de la planta del pie.

Ay, chiquilla de ojos claros...

Maldita tempestad

que gime en los soportales,

maldita espuerta de agujas

donde descansa mi hígado,

agujas hilvanadas con sangre

que borbotean

olvidando el tintinear

de los féretros del día...

Y así quedo vendido al silencio

por un puñado de monedas,

los mercaderes caminan en torno

a mi cama conscientes del negocio

de la carne,

sabedores del beneficio

de mi disección y mi ofrenda.

Tienen ya lista la factura y el discurso

de despedida

y se preparan para la cena de gala.

Pero soy de barro entonces

y huyen alertados por el

crujido de mi desidia

como si fuese el susurro atronador

del parto de un apóstol.

Ya a solas de nuevo quemo

el folio

que amenaza mi decencia,

las flores han desistido de su olor

con tu marcha,

ya andan preparando las avispas

su coreografía de inyecciones

y zumbidos.

Y nada florece en tu adiós

y todo a la vez cobra vida para ti,

que ignoras la tristeza

en tu despedida,

que sabes que sin mi

no quedan sino

avenidas y verbenas

de pueblo.

Ya no se de tu tiempo

ni de tu sonrisa,

te perdiste en el estrépito

de las mañanas y la apnea.

Has huido y en tu huida

dejaste de pintar sobre la aurora

mi desmayo,

mi espera estremecida

de tan azul y de tan basta,

en perfecto funeral

de la muerte

me encuentro, corre muchacha corre,

sé que desde este instante

tu vida comienza a tener sentido

y textura,

sé que ahora por laxo que amanezca

el sol siempre tendrá sus segundos que dedicarte.

Ahora barro tus últimos pelos,

largos, rubios, eternos,

perfectamente olivados sobre

el suelo sucio,

perfectamente preparada mi despeinada tristeza.

Con el suelo barrido y la casa por pintar

comienzo el edificio de la nostalgia,

lo que pasaremos a llamar

ejercicio de la memoria,

triste cojear

por los bares del centro

y las chiquillas del arrabal.

Sigo preguntándome a que sabrás

cuando ignoras tu tiempo,

esa mirada tuya que no sabe de

anarquía ni reyes,

que solo entiende de sexo

y de paciencia,

de beso y lasca,

sigo preguntándome

por dónde has ido a parar

a los periódicos del domingo,

sigo sin saber qué fue lo que

condujo tu pintalabios a mi cama,

ahora que ya te has ido

entiendo

que el orden lógico

de las cosas

retoma de nuevo su rumbo.

No dejes que te urbanicen el corazón ni los muslos,

tú sigues siendo el fuego

que calienta el trueno,

tu sigues dosificando

tu angustia en cada cubata

y en cada polvo,

sigues siendo la ninfa

del desdén pero sigues

teniendo

munición para olvidarte de mi,

siempre tenías...

Sigue ignorando el tiempo de muerte

porque el mío es conciencia

y solo sepulta mis alas,

solo me deja engañarme,

morder los anzuelos del

otoño,

sigue volando en dirección

a las repisas del mañana,

que te esperan las uñas

pintadas,

los ojos vencidos,

el pelo revuelto y las bragas por la ventana.

Tienes el horizonte en una sola carta

sin tarot ni estigma,

hiciste bien en abandonar

los desperfectos,

en dejar el lastre de mi cobardía

en el buzón del parlamento

de la muerte,

tú que sabes que los rincones

no volverán a conocernos

sin tela de por medio.

Ya las manecillas pronostican el lunes siguiente,

la misma excusa de nuevo,

me asomo al patio y

veo a las vecinas tender,

les doy charla y bosquejo la muerte,

alfombro la orfandad,

pero vivo en una casa baja

y los sótanos desconocen

mi alquimia y mi verso

en cascada.

Huyes lejos y a cada paso me condensa más el odio

la rutina

y el exoesqueleto

de los insectos de la cocina

se deshace en tu nota de despedida

gimiendo una copla: «Se fue mi reina,

se llevó la primavera...».

Maldito vaivén de las fronteras y el destino

viudo de la ortiga.

¿Qué quedará de ti en el catastro?

Tengo ya en saldo la excusa y el consuelo,

gotas de sudor y espina,

rozaduras de nuestros cuerpos sin tiritas.

Vete ya de mi cabeza, ya que abandonaste todo,

tu sonrisa al marcharte me reconforta

y me deja sin excusa para seguir vivo,

tu puedes ser feliz sin mi,

yo no pude ser feliz a pesar de tu

abrazo,

es la ley de mi muerte,

ignórame,

ignora nuestro tiempo de azulejo partido

y noria fúnebre,

ignora que seguía tu latido,

se feliz

mientras me

dejo besar

por los ángeles de

tu memoria

y en su beso,

deshecho inútil,

tomo conciencia de mi tiempo y

del tuyo

como el vals desafinado

de los despojos

de la voz

de un poeta

maldito.


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