lunes, 4 de julio de 2011

Ibex35

Aquel latido descosía bisagras

de franela,

su danza en el precipicio

dibujaba el nombre

de una ciudad

infectada

por el incendio controlado

de la vida laboral,

los horarios de oficina,

el PVP

y el precio de los alquileres.

Aquel latido

sabía que iba a ser

solo

un zumbido grave

en la lejanía de una melodía

torácica eterna,

aquel latido

sabía

que aún sigo vivo

entre los cascotes

de la burocracia.

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