Somos un vaso de fobias
que escancia
su rutina.
Somos la gota que colma
ese vaso,
un parásito sin cáscara ni espejo
cayendo al vacío de una vida
sombreada,
somos totalmente libres, por otro lado,
de elegir nuestra propia celda
en la que flagelarnos,
seres indiferentes al
triste gotear
de esta miseria,
de esta humedad
en el techo
de esta cárcel.
Por lo menos
yo
aun no se convivir
entre estos charcos
de angustia.
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