sé que te seduce el vaivén de la cola
cercenada, su absurda vida post mortem,
que te distrae y te absorbe,
igual que las lagartijas.
Yo en cambio quiero que mires ahora la cabeza,
ensangrentada y mustia donde moran las ideas,
escurridizas y banales,
pero ideas
a las que nadie presta atención.
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