viernes, 25 de junio de 2010

Pero aún no lo sabe.

Le perfilo las comisuras
del olvido,
enviudo
postergando la presencia
de la realidad,
el momento inexacto en el que el reloj
no significa.

Me desnudo en sus cabellos
con el tacto de la memoria,
y ella atardece en las pupilas
de los feriantes
que pregonan agonía.

Me dedico a dedicarle tristezas
precalentadas,
objetividades híbridas de olvido
que se enquistan bajo mis pestañas.

─ Esperanza ─

Pero noviembre tiembla en las
entretelas del verbo desaborido
y ella se hace luz inestable

y tras los cristales anochece mi conciencia
imberbe.

Yo la amaba, pero aun no lo sabe.


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